6 de abril de 2025 08:10 AM
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Uruguay : Rafael Ferber asume como presidente de la ARU y apuesta a una Rural más presente y con voz firme

Rafael Ferber asume este lunes la presidencia de ARU con el peso de la historia familiar, pero con la mirada puesta en el futuro: más presencia gremial, integración campo-ciudad y defensa activa del productor

En el entramado institucional del agro uruguayo, hay nombres que no solo representan trayectorias personales, sino también linajes históricos profundamente arraigados en la tierra y en la vida gremial del país. Rafael Ferber Artagaveytia, el presidente electo de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), es uno de ellos. Con una historia familiar que se entreteje con los orígenes mismos de la institución, Ferber inicia una nueva etapa al frente de una de las gremiales más influyentes del país, con un mandato que buscará sostener el equilibrio entre tradición y modernidad, con un fuerte compromiso por la integración entre el campo y la ciudad, y con la convicción de que “no hay ruralidad sin ciudad, ni ciudad sin ruralidad”.

Ferber no oculta la emoción ni la responsabilidad que le significa haber asumido esta función. “Es un orgullo muy grande, no solo por el cargo en sí, sino por lo que implica desde lo gremial. ARU es, dentro del mundo agropecuario, una de las instituciones más relevantes del país. Haber sido propuesto por compañeros, y en especial por Patricio Cortabarría, el presidente saliente, me llena de gratitud”, expresó al iniciar su diálogo en el programa Hablemos de Agro, de Canal 10. Pero ese orgullo no viene solo. Está acompañado por un peso emocional que, lejos de agobiar, parece impulsar: el de su historia familiar.

“Mi padre fue presidente, mis tíos abuelos también. Por el lado de los Artagaveytia, por el lado de los Arocena… Uno termina viendo esto como algo natural. Crecés con esa influencia, te va quedando. Pero claro, eso también aumenta la vara. Tenés que estar a la altura de los socios, sí, pero también de tus mayores, de la familia, que uno siempre los pone un poco más arriba”, reflexiona con franqueza.

Rafael Ferber en Hablemos de Agro.
Rafael Ferber en Hablemos de Agro.

Una escuela llamada “Exposiciones”

Quien llega a la presidencia de ARU no lo hace por azar. Ferber ha recorrido un largo camino dentro de la institución. Desde 2018 fue director de Exposiciones, un cargo que conoce de cerca tanto las luces como las sombras de uno de los eventos más relevantes del calendario agropecuario: la Expo Prado.

“Es una escuela. La dirección de Exposiciones te expone a todos los actores: productores, autoridades, empresas, medios. Tiene visibilidad, gestión, y mucho contacto humano. Pasar de ahí a la presidencia me resulta un proceso natural, aunque con desafíos distintos”, asegura. Y recuerda con una mezcla de humor y seriedad que, en su gestión, debió enfrentar incluso los desafíos que trajo la pandemia, como otros directores -su hermano incluido- enfrentaron en el pasado la fiebre aftosa o las presiones políticas.

“En la pandemia tuvimos que reinventarnos. Hicimos una exposición con protocolo, distancia y mucha creatividad. Se necesitó convicción y también contención para no bajar los brazos. Ahí se vio la fuerza del equipo de la Rural”, afirma.

Ese equipo -el de los funcionarios, técnicos y responsables de áreas- es, para Ferber, una de las fortalezas institucionales que más valora. “Ellos son la continuidad, los que sostienen a la Rural en el tiempo. Rocío Lápitz, Andrea Galeano, los directores de área… Son el alma de la institución.”

La impronta Ferber: presencia, incidencia y diálogo

Su visión para esta nueva etapa al frente de ARU se resume en una palabra: incidencia. “Queremos una Rural presente, que sea escuchada en todos los temas que afectan al agro y a la agroexportación. No se trata de gritar, sino de ser firmes y constructivos. De hacer valer la voz del productor”, explica.

Para lograrlo, apunta a reforzar la acción gremial y el vínculo con los socios -sean formales o no- con una lógica clara: “El productor tiene que sentir que ARU lo representa. Que hay una voz que lleva sus inquietudes ante el gobierno y las instituciones”.

Pero Ferber no ignora el contexto. “Asumo en un momento donde, en general, hay buen ánimo en el sector. La ganadería tiene buenos precios y el clima ayuda; la agricultura viene de una buena cosecha, aunque los precios no sean ideales; la lechería funciona, con sus problemáticas. Pero el factor clave del ánimo es el clima, sin duda. Lo estructural sigue igual.”

En ese marco, no teme dar su opinión sobre temas sensibles, como la exportación de ganado en pie, la compra de frigoríficos por parte de Minerva o la política impositiva. “La exportación en pie es la mejor política para asegurar que haya más terneros. Si el productor ve que hay mercado, produce más. Y si se nos van novillos formados, que nuestros industriales compitan. No se puede resolver un problema de competitividad cerrando la puerta.”

Sobre la posible fusión Minerva-Marfrig, señala: “No estamos convencidos. Queremos que se estudie de nuevo, con calma. Hay distorsiones técnicas que no se pueden ignorar, como frigoríficos cerrados que afectan las cifras. Y si Grupo Allana quiere entrar al país, que venga, que muestre lo que es. Pero esto de que le pasen plantas dibujadas de una empresa a otra, no lo vemos bien”.

En cuanto al sistema impositivo, su planteo es claro: “Tocar impuestos para arriba va a ser recesivo. Hay impuestos injustos como el patrimonio, y otros que tienen bajo impacto real, como primaria. Lo que hay que hacer es producir más, y para eso se necesitan políticas activas, no castigos”.

Infraestructura, riego y sanidad: los desafíos estructurales

El presidente de ARU tiene claro que el país necesita pensar a largo plazo. Y eso implica infraestructura, extensión agraria moderna y apoyo al riego.

“La diferencia entre el sur y el norte del Río Negro es de infraestructura. Sin caminos confiables, no podés hacer destetes, ni asegurar producción. El gobierno anterior hizo mucho, y eso se nota. No podemos volver atrás. El enfoque en el transporte metropolitano es válido, pero no puede ser exclusivo”, advierte.

Sobre el riego, se muestra firme: “El productor no gana más plata con riego, gana estabilidad. Pero el país sí gana: más camiones, más producción, más movimiento. Hay que promoverlo. Y hay cosas simples, como quitar la doble tasa fija que cobra UTE por regar y secar. Eso desalienta la inversión. Son detalles que hacen la diferencia”.

Ferber también se pronunció sobre las exoneraciones fiscales y la política de promoción de inversiones, especialmente vinculadas al riego. Reconoce que sin los beneficios actuales, muchos proyectos directamente no existirían. “Seamos realistas: sin Comap no habría riego. Que alguien me diga cuántos equipos se instalaron sin ese estímulo. Capaz uno, con suerte. El país necesita más riego, y para eso tiene que haber condiciones claras y herramientas que lo viabilicen. No se trata solo de sacar leyes, sino de que lleguen a los productores y tengan impacto real.”

En materia sanitaria, destaca el trabajo de largo aliento. “La garrapata es un tema que va a seguir por años. Hay laboratorios probando soluciones innovadoras. La plataforma liderada por el Dr. Alejo Menchaca en India es muy prometedora. Pero hay que acelerar. Apoyar políticamente, dar recursos y no frenar el proceso”.

El campo y la ciudad: un mismo país

Quizás una de las reflexiones más humanas de Ferber surge cuando habla de sus hijos -Valentina, Rafael, Alfonso, Paula y Juan Martín- y del legado que espera dejarles.

“Yo lo viví igual. Crecí entre la ciudad y el campo, sin separarlos. Mis hijos también. Vamos mucho al campo, hay caballos, verano, fines de semana, aunque no tanto como quisiéramos. Pero entienden que todo está conectado. No hay ruralidad sin ciudad, ni ciudad sin campo. No tiene sentido enfrentarlas. Una produce, la otra comercializa. Una alimenta, la otra da insumos. El país es uno solo”, dice con convicción.

Y esa lógica de integración se refleja también en su forma de ver el rol institucional. “Las gremiales tenemos que aportar. Hay que servir en algún lado. No todo el mundo tiene vocación, pero hay que dar. Yo encontré en ARU un lugar para eso.”

El Prado que se viene

Con los ojos puestos en la Expo Prado 2025, Ferber anticipa una edición que ya viene con novedades. “Se está vendiendo muy bien. Las empresas quieren estar, hay lista de espera. La parte genética está firme. Es un Prado con fuerza institucional, política y comercial. Y eso es bueno para todos”.

Rodrigo Granja lo sucederá como director de Exposiciones. “Es el cargo más mediático, sin duda. Pero además es una escuela. A mí me preparó mucho”, reconoce.

Y sobre los delegados a otras instituciones, también deja una señal clara: “Hay expresidentes en Inac que hacen un gran trabajo. No los voy a cambiar por cambiar. Se conversa, se evalúa, pero valoro muchísimo la continuidad y la experiencia”.

Jóvenes y gremialismo: un puente a construir

Uno de los desafíos más persistentes para las instituciones tradicionales como la ARU es lograr la participación activa de las nuevas generaciones. Ferber lo sabe y lo asume con la misma franqueza con la que habla de otros temas: “Nos cuesta mucho meter a la gente joven. Es algo que sufrimos todos. La vida cambió, la información circula por otros lados, ya no se enteran primero en la Rural como en la época de nuestros abuelos”.

La institucionalidad, sostiene, necesita aggiornarse no solo en contenidos sino también en dinámicas. “Hay que preguntarse siempre si uno es parte del problema o de la solución. Y desde ahí, demostrar con hechos que las gremiales pueden ser espacios para aportar, para construir. Que no son solo para defender intereses, sino también para pensar el futuro del país productivo”.

En la nueva directiva que encabeza, hay presencia juvenil. Pero no es suficiente. “Se intenta sumar sangre nueva, claro que sí. Pero también hay que entender que muchos jóvenes están en momentos de vida donde no tienen tiempo para esto. Por eso es clave mostrar que el compromiso gremial no es un obstáculo, sino una forma de devolverle al sector lo que nos da”.

Para Ferber, la clave está en ofrecer sentido, pertenencia y una visión de largo plazo. “Hay que contagiar. Mostrar que vale la pena. Que uno no milita en ARU para sí mismo, sino para todos los que viven del campo. Y para los que van a venir después.”

A lo largo de la conversación, Ferber combina una visión técnica y política con anécdotas familiares, recuerdos de su formación -cursó tres años de Agronomía, sin finalizar la carrera- y un profundo sentido de pertenencia rural. “Soy ganadero, agricultor, contratista y productor lechero. Con socios, con familia, con amigos. Esa es mi vida. Casado con Florencia desde hace más de 20 años, cinco hijos. Vivimos el campo, lo compartimos”.

Al final, queda claro que su presidencia no será decorativa ni testimonial. Ferber trae consigo una mochila cargada de historia, pero también una hoja de ruta bien clara. Con los pies en la tierra y la mirada en el horizonte, buscará que la ARU siga siendo “una voz respetada, presente y firme en los debates que importan al país”.

Porque en tiempos de incertidumbre, las raíces firmes son las que sostienen los árboles. Y Ferber, sin duda, es de esos que saben de raíces.

Fuente: El Pais

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