Afilando el cuchillo
El jueves celebró sus primeros 85 años de vida la emblemática Colombo y Magliano. Con una emotiva ceremonia, en la Rural, la mayor consignataria del país reunió a lo más granado del sector ganadero. Un encuentro coronado por la distinción a colaboradores que acompañan a la empresa desde hace muchísimos años. Entre ellos, el ing. agr. Carlos Mayer, quien se incorporó a la firma apenas recibido, hace más de medio siglo.
Mayer, junto con el reconocido experto Victor Tonelli, participaron de un “living” en el que debatieron sobre la realidad y perspectivas del sector. Mucha miga en un momento crucial para una actividad que necesita siempre una mirada de faros largos. Tras una sintética y colorida reseña histórica por parte del anfitrión, Tonelli no ocultó su optimismo para el corto y mediano plazo.
La esperanza se sustenta en el cambio drástico en las reglas de juego locales, y en un escenario internacional a su juicio muy favorable. Hizo eje en el impacto de la liberación de exportaciones, con un horizonte despejado tras años de intervención en el que abundaron las restricciones, derivando en un estancamiento ostensible del sector.
El resultado de esta liberación, a lo que se sumó la reducción de los derechos de exportación en particular para la categoría de vacas, se alcanzará en el año un récord absoluto de 970.000 toneladas de carne sin hueso. Y agregó que el consumo interno también tracciona, “a pesar de lo que se dice”, ya que la demanda nacional de proteínas totales se mantiene entre las más elevadas del mundo. En su visión, es razonable el nivel actual de 47 kg, con tendencia decreciente, pero compensado con el crecimiento de la carne de cerdo, que se duplicó en los últimos años pasando de 8 a 17 kg, mientras el de carne aviar equipara al de vacuna.
Sostuvo que frente a este escenario, la gran expectativa está en el mercado internacional. El comercio mundial crece incesantemente, concentrándose en Asia y Medio Oriente, mientras irrumpen los países del norte de Africa. La locomotora sigue siendo la República Popular China, que ya explica un tercio del mercado global, y donde la demanda ya no se concentra en cortes de menor valor. “Hay una clase media y alza continua del poder adquisitivo que deriva en mayor consumo de cortes finos”. En Medio Oriente, ve la necesidad de seguir profundizando en cubrir la demanda creciente de carne Kosher y Halal.
Por el lado de la oferta, Tonelli cree que Brasil –el mayor exportador mundial— crece pero “va a estornudar”. Estados Unidos ya tocó el techo y su stock está disminuyendo, impactado por problemas climáticos. Los otros grandes productores (Uruguay y Paraguay) también participarán de esta torta en crecimiento. “Pero para la Argentina lo que se viene es formidable. Antes no había previsibilidad. Ahora hay confianza. Lo que se viene es formidable”.
Y recomendó prepararse para pasar de una producción actual de 3 millones de toneladas, a más de 4 millones. Esto permitirá duplicar las exportaciones. Agrego yo: serían 3 mil millones de dólares adicionales, con todo lo que implica en materia de actividad y empleo en el interior.
Para ello el paso más plausible es alargar la recría, para obtener animales más pesados en la terminación, y seguir mejorando en los índices de preñez y destete.
Alguien dijo alguna vez que la ganadería es el negocio del eterno futuro. Una muletilla amasada en nuestras propias tribulaciones. La realidad es que las amenazas que se blandieron históricamente fueron autoinfligidas. “Somos nosotros”. Sin desconocer el surgimiento de nuevas tendencias, como el veganismo, el cuestionamiento por las emisiones de metano, etc, lo concreto es que la carne vacuna sigue siendo un aspiracional de las sociedades en desarrollo. Están afilando el cuchillo.
Héctor Huergo