5 de abril de 2025 19:31 PM
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Búfalos: ¿Una oportunidad de oro para los veterinarios del noreste argentino?

La producción bubalina crece de forma sostenida en Argentina. En provincias como Corrientes, los búfalos son una alternativa más rentable y sustentable.

La ganadería bubalina en Argentina está en plena expansión y Corrientes lidera el crecimiento del sector con un 45% del stock nacional. Según datos del INTA local, la cantidad de búfalos creció de 4.000 cabezas en 1993 a más de 190.000 en 2024, con 1.440 unidades productivas (establecimientos registrados) en el país.

Irina Martínez, investigadora de la EEA INTA Corrientes y coordinadora del proyecto de caracterización de la producción bubalina en la provincia, dialogó con MOTIVAR sobre este auge y los múltiples factores que desencadenaron este crecimiento.

Bajos costos de producción

Una de las principales razones de esta situación es el bajo costo de producción en comparación con el ganado bovino. Por ejemplo, presentan mayor resistencia a enfermedades comunes en la región.

“La rusticidad del búfalo es una gran ventaja. Son animales que no requieren suplementación constante y pueden alimentarse de pasturas de menor calidad sin afectar su desarrollo”, nos explicó Irina Martínez, quien luego agregó que no es habitual realizar suplementación y destete precoz en los bucerros “para que la hembra se vuelva a preñar al año de parida”.

A sus características de precocidad, fertilidad y longevidad, se suma la posibilidad de realizar un ciclo completo (cría, recría e invernada) y hasta se puede considerar la cría de un animal con doble propósito, considerando la factibilidad de que las razas que existen en Argentina tienen buenas características lecheras. Esto incluso generaría una rentabilidad a la producción láctea y el bubillo se podría recriar y venderlo al igual que en una producción de invernada.

Además, los búfalos tienen una alta capacidad de adaptación a los ambientes poco productivos para el ganado bovino, ya que el confort lo encuentran en zonas anegadizas con barro, bañados, plantas acuáticas y temperaturas cálidas. Es un animal que se adapta muy bien a diferentes climas y condiciones ambientales, lo que reduce los costos de mantenimiento y cuidado.

Plan sanitario de los búfalos

No obstante, el crecimiento sostenido del sector bubalino requiere de un plan sanitario adecuado para garantizar la sanidad de los rodeos y la calidad de los productos.

“Si bien los búfalos son más resistentes, no están exentos de enfermedades, por lo que es fundamental seguir un plan sanitario adecuado. El control de ciertas enfermedades, así como la vigilancia epidemiológica, son claves para consolidar un sistema productivo fuerte y competitivo”, señaló Martínez.

Irina Martínez, investigadora de la EEA INTA Corrientes, destacó la importancia del monitoreo constante.

Irina Martínez, investigadora de la EEA INTA Corrientes, destacó la importancia del monitoreo constante.

En ese marco, la referente del INTA de Corrientes indicó que, dentro de las distintas normativas estipuladas por Senasa, se encuentra la vacunación obligatoria de aftosa, tuberculosis y de brucelosis a las bubillas antes de los 8 meses de edad. Por lo tanto, hay muchas reglamentaciones que ya incluyen al búfalo dentro de sus planes sanitarios.

Respecto a la fiebre aftosa en particular, detalló que Argentina es un país libre con vacunación. “El norte de Argentina está considerado como zona de frontera, entonces tenemos la obligatoriedad de hacer 2 vacunaciones anuales donde se incluye al búfalo, sobre todo por el límite con otros países como Paraguay, Uruguay y Brasil. De esa forma, se hace como un cordón de protección, tanto para

que no entre como para que no salga en el caso que hubiera un positivo en el país”, especificó.

Así, toda la zona fronteriza del país se tiene que vacunar 2 veces al año y en eso está incluido el búfalo como un animal susceptible.

Otras enfermedades

Respecto a la rabia, Martínez indicó que se sugiere vacunar al búfalo al igual que a los bovinos. En el caso de los bucerros, son susceptibles dentro de lo que son las enfermedades infecciosas tales como carbunclo, mancha, gangrena, enterotoxemia, que ya viene la vacuna combinada con todos esos agentes.

Con respecto a las enfermedades clostridiales, “hay campos que nunca vacunan, mientras que otros lo hacen una vez que aparecen los casos”, detalló.

Por otro lado, lo que son las enfermedades infecciosas, deben también tenerse en cuenta. “Hay algunas que son obligatorias, tanto el diagnóstico como la vacuna y otras que son opcionales que el productor se la aconseja hacerla, independientemente de cuál sea el tipo de producción”, agregó Martínez.

Con respecto a los parásitos la situación cambia bastante, ya que dependerá muchísimo del ambiente y la temperatura. “Yo suelo recalcar el tema de las garrapatas que también estuvo en auge. En Corriente tenemos más de 20 tipos de garrapatas que pueden subirle al ganado bovino; pero, a pesar que al búfalo le puede llegar a subir, al ser tan grueso el cuero en los animales adultos, no tiene la capacidad de invadirlo de una manera tan masiva como lo hace a los bovinos”, especificó la representante del INTA.

Y agregó: “Estuvimos haciendo algunos estudios en potreros que están muy infectados de garrapatas. Después que sacamos el ganado vacuno, hacemos pasar el ganado bubalino y tiene un efecto de aspiradora porque levanta muchas garrapatas, pero son muy pocas las que pueden terminar el ciclo. Entonces, de alguna manera se lo empezó a utilizar como una forma estratégica para un control asociado entre fármacos y el uso de otra especie animal”.

No obstante, dentro de las parasitarias el piojo sí es un problema para los búfalos.

“Es importante saber cómo tratarlo y diagnosticar a tiempo porque es una parasitosis que realmente los consume. Una vez que ingresó y lo agarramos fuera de control, ya se nos escapó de las manos y es muy difícil controlarlo. Es un tratamiento que hay que hacer masivamente del más chico al más grande”, resaltó Martínez.

El uso de programas de vacunación y monitoreo constante ha permitido que la ganadería bubalina en Argentina mantenga bajos índices de enfermedades, lo que refuerza su atractivo como una producción con menores riesgos sanitarios en comparación con el bovino.

Un mercado con potencial

El mercado de productos derivados del búfalo también está en crecimiento. Tanto la carne como la leche bubalina tienen una aceptación cada vez mayor, en parte debido a sus propiedades nutricionales superiores.

La carne de búfalo tiene menos colesterol y grasa intramuscular en comparación con la carne vacuna, mientras que su leche posee más proteínas y calcio, lo que la hace atractiva para la industria láctea. “La carne bubalina tiene un sabor similar al vacuno, pero con un perfil nutricional más saludable, lo que abre un nicho de mercado con alto valor agregado”, comenta Martínez.

En Argentina, el desafío es fortalecer la cadena de comercialización y generar mayor conocimiento sobre los beneficios de esta carne.

Datos

Tal como se informó al inicio, el stock nacional de cabezas en el 2024 era de 190.260 cabezas bubalinas con 1.440 unidades productivas en toda la Argentina.

Chaco, Formosa y Corrientes tienen más de 19.000 cabezas. Corrientes tiene el 45% de la población bubalina, el 21% está en Formosa y el 15% en el Chaco. Es así que queda entre estos distritos el 82% del stock ganadero de búfalos a nivel nacional. Las únicas 3 provincias que no tienen búfalos son Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Según datos del Senasa desde el 2014, Corriente creció un 72% el stock de búfalos, Chaco el 50% y Formosa prácticamente tiene la misma cantidad en los últimos 10 años.

“Esto también hace ver cómo se fue desplazando la producción del búfalo hacia Corrientes por el tema de los ambientes”, agregó Martínez.

Desde el INTA de Corrientes están analizando cuál es la composición que tiene el recurso forrajero. Además, la provincia cuenta con prácticamente un millón de hectáreas, por lo que “tenemos la capacidad para incorporar hasta 500.000 cabezas más de búfalo en estos ambientes que son adecuados”.

De esta forma, campos que ante eras bajos y anegados, que no tenían un valor económico porque no se podía producir ni cultivar, hoy son tierras que podrían ser capitalizadas con los búfalos.

En conclusión, esta tendencia no es casualidad. Los búfalos están demostrando una gran adaptación a las condiciones climáticas y del suelo en la región, además de ofrecer una producción más rentable en términos de carne y leche. Para muchos productores, el cambio de bovinos a bubalinos es una estrategia clave para mejorar la rentabilidad y reducir los costos operativos.


Por Daniela Mattiussi

Fuente: motivar.com.ar

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