Canadá impone aranceles a la carne de EE.UU. en respuesta a las medidas comerciales de Trump
En la primera fase de esta medida, que entró en vigor el 4 de marzo de 2025, se han fijado aranceles sobre productos valorados en 30.000 millones de dólares (27.506 millones de euros al cambio actual), incluyendo jugo de naranja, mantequilla de maní, cerveza, electrodomésticos, ropa y productos de papel.
La carne de EE.UU., en el punto de mira
Entre los sectores afectados por las represalias comerciales canadienses, el cárnico se perfila como uno de los más perjudicados.
En la segunda fase de la respuesta arancelaria, cuyo alcance podría ampliarse hasta alcanzar los 155.000 millones de dólares en importaciones, se prevé la aplicación de aranceles a la carne de vacuno y de cerdo proveniente de Estados Unidos.
Medidas de represalia
“Esta no es la situación que esperábamos, pero debemos responder para proteger nuestra economía y el empleo canadiense”, ha señalado Dominic LeBlanc, ministro de Finanzas y Asuntos Intergubernamentales de Canadá. En caso de que Washington mantenga sus medidas arancelarias, el Gobierno canadiense planea extender su respuesta con nuevos impuestos sobre productos estratégicos, entre los que se incluyen también vehículos eléctricos, lácteos, acero y aluminio.
Posibles repercusiones en el comercio
El Gobierno canadiense ha anunciado que establecerá excepciones a los aranceles en casos especiales para mitigar el impacto de estas contramedidas en empresas y trabajadores nacionales. Sin embargo, mantiene su postura firme en la defensa de su economía y su sector industrial. “Todas las opciones siguen sobre la mesa mientras el gobierno considera medidas adicionales, incluidas opciones no arancelarias”, ha advertido la ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly.
La tensión comercial entre ambos países también podría afectar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (CUSMA), renegociado en el mandato anterior del presidente Donald Trump. Analistas advierten que una escalada en la disputa podría desestabilizar las cadenas de suministro en Norteamérica y encarecer productos esenciales para los consumidores de ambos países.