La bronquitis parasitaria es causada por el gusano pulmonar bovino Dictyocaulus viviparus. Las infecciones por gusanos pulmonares pueden causar dificultad respiratoria de leve a grave, inapetencia y, en casos graves, la muerte. Dictyocaulus viviparus se considera uno de los endoparásitos más patógenos del ganado vacuno y es motivo de grave preocupación económica y de bienestar. Cuando se exponen a un alto nivel de parásitos, los animales jóvenes con inmunidad limitada corren un riesgo significativo de enfermedad clínica. Por ejemplo, en el Reino Unido, los brotes de gusanos pulmonares han aumentado desde 2009 y son más pronunciados en Escocia y el norte de Inglaterra, con un cambio en la estacionalidad desde finales de verano/otoño a cualquier época del año y una distribución temporal más amplia de los casos clínicos notificados, aunque hay sigue siendo un pico de incidencia en septiembre.

Esta parasitosis, como indican desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, también es frecuente en determinadas regiones de España. En el norte, “ocasionalmente se producen brotes con alta morbilidad (80 %), y hasta un 5-10 % de mortalidad”.

A pesar de la disponibilidad de una vacuna en algunas regiones, ha habido una disminución en su uso desde la llegada de los productos antihelmínticos pertenecientes a la clase de las lactonas macrocíclicas (LM).

Se esperaría que la dependencia de una sola clase de antihelmínticos seleccione la resistencia, como ha ocurrido rápidamente en las poblaciones de nematodos gastrointestinales. Si bien, hasta ahora, solo se ha informado un caso de resistencia confirmada en todo el mundo, aunque en 2018 y 2020 se informaron dos informes de falta de eficacia de la eprinomectina en vacas lecheras lactantes. Por tanto, un informe realizado en Reino Unido ha descrito la ineficacia del tratamiento con ivermectina y moxidectina contra D. viviparus y es altamente sugestivo de resistencia a LM.

Se realizaron filtraciones de detección de gusano pulmonar en terneros lecheros en pastoreo en Escocia utilizando la prueba de reducción del recuento de huevos en heces.

Los investigadores observaron signos clínicos y un número significativo de larvas de gusanos pulmonares en las heces después del tratamiento con ivermectina o moxidectina. Concretamente, doce fueron positivas para gusanos pulmonares: ocho del grupo de tratamiento con ivermectina y cuatro del grupo de tratamiento con moxidectina. Los recuentos de larvas de los individuos positivos al gusano pulmonar variaron mucho, desde 2 a 340.

Tras la identificación de larvas de gusano pulmonar en los grupos tratados con ivermectina y moxidectina, el caso se informó como un evento adverso con sospecha de falta de eficacia. Todos los terneros fueron tratados con levamisol y un tratamiento de apoyo con flunixin. “Catorce días después del tratamiento con levamisol, se realizó una filtración en muestras fecales de diez individuos seleccionados al azar y no se recuperaron larvas”, comentan. Los terneros mantenían una buena condición corporal, “aunque una minoría todavía tosía de forma intermitente”.

Ante este caso, los autores han explicado que “no existen pautas establecidas para el diagnóstico de gusanos pulmonares resistentes en el campo”. Actualmente, la resistencia sólo puede diagnosticarse después de que se haya realizado una prueba de eficacia controlada. Esto “limita las conclusiones que se pueden sacar; sin embargo, son muy sugestivos de resistencia”.

“Este breve informe describe la ineficacia de la ivermectina y la moxidectina contra D. viviparus y es muy sugestivo de resistencia a ML”, señalan. Igualmente, añaden que “la vacunación contra la infección por gusanos pulmonares en terneros se puede utilizar con éxito junto con otras estrategias de manejo para reducir el uso de antihelmínticos”.