26 de diciembre de 2024 07:12 AM
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El principal frigorífico de ovinos del país, Estancias de Patagonia, sabe que su futuro está en diversificar

Para ser “una industria procesadora de carne”, ya piensan en vacunos y guanacos

Sobre la Ruta Nacional 3, a las afueras de la localidad santacruceña de Río Gallegos, se encuentra el frigorífico que encabeza todos rankings de faena ovina de Argentina. Se trata de Estancias de Patagonia, un proyecto que tomó cuerpo en 1999, como respuesta al quiebre de la cooperativa Acoagro en 1997, que dejó a muchos productores ganaderos a la deriva.

Sus accionistas recuerdan que fue la colaboración de Héctor “Negro” Ordóñez, un profesor de Agronegocios de la UBA y que era asesor del ex secretario Felipe Solá, la que apuntaló la creación de esta sociedad anónima, que hoy alcanza la faena de 170 a 180 mil animales al año.

“Nos iniciamos haciendo fasón con un programa que se llamaba Programa Integrado de Carne Ovina, al que la provincia le sumo clasificadores y tipificadores. Faenamos durante ocho años en esa planta. En 2004, ya bastante inquietos y convencidos de que esta era la herramienta que continuaba nuestra producción, construimos la nueva planta, que inauguramos con nuestra primera faena en 2008. Somos entre 40 y 50 productores”, contó a Bichos de Campo Álvaro Sánchez Noya, presidente del directorio de Estancias de Patagonia.

Durante enero, el mes pico de la zafra ovina, la faena alcanza las 3.000 a 3.200 cabezas por día. Pero en vistas de que aquella producción ganadera no aumenta sus existencias año a año, los accionistas decidieron apostar por la diversificación. Es así que entre 2010 y 2012 terminaron de construir su planta de faena vacuna, así como las instalaciones que permiten la elaboración de harina de carne y hueso, el secado de sangre y la barraca de cueros.

“Bovinos hacemos unos 8.000 por año. Tenemos un engorde propio y hacemos la terminación de la recría en un feedlot a unos 12 kilómetros de la plata. También tenemos otro engorde en Trelew. Para eso traemos alimento desde Buenos Aires y Viedma. Con eso abastecemos a carnicerías locales y a una cadena de supermercados”, detalló Noya.

Como si eso fuera poco, en julio de este año Estancias de Patagonia adquirió las instalaciones del Frigorífico Faimali, con el que proyectan sumar la faena de 100 a 110 mil animales más.

“Hicimos la adquisición con una compra de acciones a la empresa Compañía de Tierras Sud Argentino. La justificación para adquirir esa planta es aumentar el volumen de faena Kosher, ya que allí están las instalaciones para hacerla. Como se trata de una faena que es limitada en volumen diario, porque hacemos 1.500 a 1.600 animales por día en la planta actual, proyectamos allí hacer unos 3.000 animales diarios. Todo eso se suma al método de faena Halal que también tenemos”, señaló el directivo.

 

Esto resulta clave ya que la empresa busca seguir aumentando su presencia en mercados internacionales, a los que llega con productos con valor agregado, como son los cortes envasados, además de subproductos que no son absorbidos en el mercado interno.

“El consumo de carne ovina es uno muy bajo y de ocasión. Es raro que alguien se ponga a hacer en la casa una pierda de cordero, una paleta. No hay volumen ni hábito de consumo de cortes. En la medida que se estabilice el valor de los insumos y el valor agregado que implica eso, si el consumidor está dispuesto a pagarlo, va a aumentar. Lo que más queremos es agregar valor a nuestro producto y llegar a la mayor cantidad de gente, y eso te lo marca la demanda. Es muy difícil desde producciones chicas como la ovina, encarar una campaña para estimular el consumo sin el apoyo de organismos”, explicó Noya.

 

En esta lectura no escapa tampoco el escenario de avanzada del guanaco por sobre el ovino, por lo que en 2019 la firma decidió habilitar la planta para su faena y abrir las puertas a ese –todavía muy incipiente- mercado.

“Por entonces había un plan de manejo que hizo la provincia con Medio Ambiente de Nación. Eso está en revisión y lo que debería concluir para facilitar la faena, y posterior comercialización de la carne guanaco, es aligerar un montón de controles que tienen. Eso o considerar a la especie una especie ganadera, como pasó con el ciervo colorado en la provincia de La Pampa. Cuando era una plaga inmanejable y se lo transformó en una especie ganadera, adoptó todas las medidas que tenés hoy en cualquier especie ganadera: faena, transporte, traslado y venta a cualquier lugar del mundo o del país. Eso colaboraría mucho para que se pueda hacer un procesamiento y una industrialización bastante racional”, consideró el empresario.

 

Los guanacos que fueron faenados en aquella primera experiencia fueron volcados al mercado interno. En marzo de este esperan retomar esa producción.

-¿Qué proyectás para el futuro de la empresa y para el futuro de la ganadería ovina?- le preguntamos.

-La ganadería ovina va a requerir una serie de incentivos importantes de parte del Estado, como por ejemplo la quita de retenciones a la carne o la quita de retenciones al IVA de la lana. Esta zona paga un 20% de sobresueldo por zona desfavorable. No pedimos que eso se le quite al operario, sino que ese 20% no pague las cargas sociales y nos sirva para desgravar de otros impuestos, porque si no nos quita ventajas competitivas.

A continuación, añadió: “Con respecto al futuro de esta empresa, seremos una industria procesadora de carne a futuro, haya ovinos o no. Procesaremos carne de cerdo, vacuno, guanaco. Nos tenemos que transformar en industrias procesadoras de carne, independientemente del volumen de faena que haya, y agregarle valor, entregar porcionado a los supermercados, a la exportación. En la medida en que la economía se estabilice y realmente se valore el trabajo de las industrias que estamos en estas actividades tan chicas, tan encorsetadas por ser monocultivo, que tengamos algún incentivo por exportar por puertos de Patagonia, y se nos permita ir creciendo y mejorar en la rentabilidad del productor. Sabemos que cualquier actividad que no es rentable a la larga desaparece”.

Fuente: Bichos de Campo

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