La leishmaniasis, causada por el protozoo Leishmania spp., plantea de hecho un problema de salud pública importante en muchas partes del mundo. El parásito se transmite por las picaduras de flebótomos infectados, que sirven como vectores. Diferentes especies de Leishmania spp. se han adaptado a diferentes especies de flebótomos en varias regiones, con diferentes especies actuando como vectores, y pueden ser antroponóticas o zoonóticas según la región.

El ciclo de vida de Leishmania spp. es de hecho complejo, involucrando dos etapas principales, la etapa promastigote dentro del vector invertebrado (flebótomo) y la etapa amastigote dentro del huésped vertebrado (ya sea humano o animal). Además, la dinámica de transmisión de la leishmaniasis puede variar, con rutas de transmisión clasificadas como antroponóticas (que involucran principalmente a humanos) o zoonóticas (que involucran a animales). Comprender estas dinámicas de transmisión es crucial para implementar medidas de control efectivas adaptadas a la situación epidemiológica específica de cada región. Las actividades de investigación y vigilancia desempeñan un papel vital en el seguimiento de las poblaciones de vectores, la identificación de nuevas especies de vectores y el desarrollo de estrategias para el control y la prevención de enfermedades. Este enfoque multifacético es esencial para mitigar la carga de la leishmaniasis en la salud pública en todo el mundo.

La amplia gama de hospedadores que pueden albergar y potencialmente transmitir parásitos de Leishmania spp. agrega otra capa de complejidad a la epidemiología de la leishmaniasis. Se han identificado al menos 70 especies de animales salvajes y domésticos como reservorios confirmados o potenciales del parásito Leishmania en todo el mundo. Estos hospedadores reservorios desempeñan un papel crítico en el mantenimiento y la transmisión del parásito dentro de las regiones endémicas. Los animales salvajes, así como los animales domésticos como perros y gatos o el ganado, pueden servir como reservorios para varias Leishmania spp., dependiendo del área geográfica. Identificar estos hospedadores reservorios es esencial para comprender la dinámica de transmisión de la leishmaniasis e implementar medidas de control efectivas.

Relevancia del ganado vacuno en el ciclo de la leishmaniosis 

El papel de las especies ganaderas, y específicamente el papel del ganado vacuno como reservorio de Leishmania spp., se ha estudiado en los últimos años en regiones endémicas, habiéndose encontrado diferentes especies de Leishmania en razas bovinas en diferentes partes del mundo. No obstante, en la región mediterránea, donde la leishmaniasis es endémica, no se han publicado estudios sobre la prevalencia de la infección por Leishmania spp..

Un trabajo internacional, en el que han participado los investigadores Lola Martínez–Sáez, Pablo Jesús Marín García y Lola Llobat de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, ha investigado la seroprevalencia de Leishmania spp. en diferentes razas de ganado en Sicilia y determinado el efecto de la raza sobre la seroprevalencia y los niveles séricos de citocinas.

Seroprevalencia global del 17,33 %

En este estudio se analizó la seroprevalencia de Leishmania spp. en 75 vacas lactantes de tres razas bovinas diferentes (Modicana, Simmental y Holstein) del sur de Italia. Ninguno de los animales presentó signos clínicos y estaban aparentemente sanos. No obstante, los investigadores encontraron una seroprevalencia global del 17,33 % utilizando la prueba ELISA en muestras de sangre recogidas en los animales, sin diferencias entre las tres razas estudiadas.

Se analizaron los niveles séricos de citocinas relacionadas con la respuesta inmune y la presencia de infección por Leishmania spp. no modificó los niveles de las citocinas interleucina 1 β (IL-1 β ), IL-6, IL-10, interferón gamma (IFN- γ ) y factor de necrosis tumoral alfa (TNF- α ). 

Por otro lado, se observó interacción entre raza e infección, siendo la IL-1 β más alta en la raza Modicana que en Simmental y Holstein cuando estaba presente la infección. “Esta raza tuvo niveles medios de IL-6 sin infección, observándose niveles altos en Simmental y niveles bajos en Holstein”, indican los autores. Además, las vacas Simmental mostraron niveles más altos de IL-6 con infección que sin infección. 

Cuando la infección no está presente, “las vacas Simmental y Modicana tienen mayores niveles de IL-6 que las Holstein, lo que podría indicar un sistema inmune más adaptado a la infección parasitaria en estas dos razas”, matizaron.

Un papel relevante en la transmisión de Leishmania spp

Así, “en este estudio se analizó por primera vez en la cuenca mediterránea la seroprevalencia de la infección por Leishmania spp. en bovinos”. Y concluyeron que “los resultados mostraron una seroprevalencia moderada (17,33%), que no difirió entre las razas bovinas estudiadas”. Por otro lado, un estudio de los niveles séricos de citoquinas indicó diferencias relevantes entre las razas incluidas, sugiriendo diferentes respuestas inmunes. En concreto, “una raza autóctona siciliana, Modicana, presentó altos niveles de IL-1 β, una de las citoquinas más relevantes implicadas en el control de esta y otras infecciones”. Dado que los estudios al respecto son escasos, son necesarios, consideran, futuros estudios que analicen la capacidad de respuesta inmune de esta raza frente a esta y otras infecciones, para determinar su posible resistencia a enfermedades.

En resumen, “estos resultados sugieren que la especie ganadera podría desempeñar un papel relevante en la transmisión de Leishmania spp. en regiones endémicas, y con diferentes respuestas inmunes dependiendo de la raza”. Se requieren investigaciones adicionales para “determinar el papel de la especie ganadera en la transmisión del parásito y evaluar la respuesta inmune de las razas autóctonas”.