Estados Unidos suspende la importación de carne argentina
La medida se enmarca en una serie de decisiones proteccionistas impulsadas por el presidente republicano, y se produce en un contexto en el que la relación bilateral atraviesa un momento delicado.
De acuerdo con Rollins, la decisión tiene como objetivo “proteger a los productores estadounidenses” y contestar a las prácticas sanitarias y regulatorias implementadas por la Argentina, que desde hace meses mantiene restricciones al ingreso de ganado vivo proveniente de EEUU.
Según fuentes oficiales citadas por el diario La Nación, el gobierno argentino habría justificado esa restricción en base a “preocupaciones sanitarias” vinculadas con la encefalopatía espongiforme bovina, conocida popularmente como “mal de la vaca loca”.
El trasfondo de un conflicto sanitario-comercial
La enfermedad en cuestión, la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), es un trastorno neurodegenerativo que afecta al ganado bovino y que generó una crisis global en la industria cárnica a comienzos de los 2000. Aunque EEUU ha adoptado medidas para su control, algunos países todavía imponen restricciones al ingreso de bovinos vivos procedentes del país norteamericano, entre ellos la Argentina.
La posición argentina fue interpretada por la administración Trump como una barrera injustificada. La Casa Blanca emitió recientemente un comunicado en el que expresó su “decepción” por lo que consideró “medidas proteccionistas disfrazadas de preocupaciones sanitarias”. Desde el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), también se acusó al gobierno argentino de aplicar un doble estándar: mientras limita la importación de ganado estadounidense, exporta carne sin restricciones a EEUU, beneficiándose del acceso al codiciado mercado norteamericano.
Esta situación, según fuentes diplomáticas, habría generado un fuerte malestar en Washington, que se tradujo en la decisión de suspender las compras de carne argentina, una medida que tendrá impacto directo sobre uno de los sectores más dinámicos de las exportaciones nacionales.
Impacto para el sector cárnico argentino
La carne argentina es reconocida internacionalmente por su calidad, y EEUU representa un mercado relevante dentro del abanico de destinos. Si bien China es el principal comprador de carne argentina, la exportación al mercado estadounidense tiene un alto valor estratégico por el precio que paga y por la proyección que ofrece en términos de prestigio.
La suspensión anunciada por Rollins amenaza con afectar directamente a frigoríficos exportadores y a la cadena de valor bovina argentina, en un momento en que el sector enfrenta desafíos por la caída del consumo interno y la presión impositiva. Desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), expresaron preocupación por la medida y advirtieron que una salida del mercado estadounidense “no solo implica una pérdida económica, sino un retroceso en materia de posicionamiento internacional”.
Fuentes del sector apuntan también a la falta de una estrategia diplomática coordinada, y reclaman que el Gobierno argentino actúe con mayor celeridad para evitar que el conflicto escale.
Negociaciones en curso
El gobierno argentino estaría negociando con representantes de la administración de Trump para tratar de encontrar una salida consensuada. En las conversaciones, que se desarrollan a nivel técnico y diplomático, la Casa Rosada evalúa flexibilizar parcialmente las restricciones al ingreso de ganado vivo desde EEUU , siempre y cuando se respeten ciertos protocolos sanitarios.
Autoridades argentinas evitaron dar declaraciones públicas, pero fuentes cercanas a la cartera de Agricultura señalaron que se busca “encontrar un equilibrio entre la protección sanitaria y el compromiso con la apertura comercial”. La gestión se da en un clima político particular: la administración Milei ha manifestado su alineamiento incondicional con la visión geopolítica de Donald Trump y busca fortalecer los lazos con Washington, por lo que el conflicto representa una paradoja incómoda para un gobierno que prioriza la liberalización del comercio y las relaciones bilaterales con EEUU.
El trasfondo del conflicto también tiene una lectura política. La ofensiva de la administración Trump contra las importaciones de carne argentina forma parte de un discurso más amplio que busca reivindicar el “America First”. En este marco, el cierre de mercados extranjeros puede presentarse como una defensa del empleo rural estadounidense, especialmente en estados clave como Iowa, Texas y Nebraska.
No obstante, esta estrategia podría tener efectos secundarios en las relaciones diplomáticas con países aliados, especialmente con aquellos que ya enfrentan desafíos económicos internos. En el caso argentino, una profundización del conflicto podría alejar a ambos gobiernos y perjudicar una agenda bilateral que, en el último año, había avanzado en temas como inversiones energéticas, cooperación en seguridad y diálogo estratégico.
Nuevo capítulo en la guerra comercial agroalimentaria
Lo ocurrido entre la Argentina y EEUU no es un hecho aislado. En los últimos años, se han multiplicado las disputas sanitarias convertidas en conflictos comerciales, especialmente en el ámbito agroalimentario, que se han repotenciado con la suba indiscriminada de tarifas que ordenó Trump en estos días. Desde las restricciones impuestas por China a la soja estadounidense hasta las trabas europeas al maíz transgénico, el comercio internacional de alimentos se ha vuelto uno de los escenarios más tensos del proteccionismo contemporáneo.
La suspensión de las importaciones de carne argentina por parte de Estados Unidos y la presión para que Argentina habilite el ingreso de ganado vivo estadounidense conforman una pulseada sanitaria-comercial con múltiples aristas. A nivel económico, pone en jaque parte de las exportaciones cárnicas argentinas. A nivel político, tensiona una relación que el gobierno de Javier Milei busca fortalecer. Y a nivel simbólico, exhibe los límites del discurso aperturista frente a las realidades proteccionistas de los grandes jugadores globales.