La Granja 5.0 de Grupo Vall Companys se apoya en el Big Data y la IA para mejorar el bienestar animal, la eficiencia productiva y la sostenibilidad en la crianza porcina
A través del Big Data y la Inteligencia Artificial (IA), la compañía recaba información sobre análisis veterinario, nutrición animal y control ambiental para que, tras ser analizada, los resultadas tratan de escalarse en el manejo de las granjas integradas para mejorar la operativa de la ganadería.
El banco de pruebas en crianza porcina de Grupo Vall Companys
La Granja 5.0 se puso en marcha en otoño de 2018 tras una inversión de 2,8 millones de euros, un proyecto concebido como “un banco de pruebas en crianza porcina”, donde se desarrollan programas de investigación, desarrollo e innovación (I+d+i).
El proyecto ha permitido a la compañía “desarrollar proyectos y experiencias y validar la viabilidad de las mismas para los sectores alimentarios”, apuntó Joaquín Terés, director de sistemas industriales del Grupo Vall Companys, con el propósito de “evaluar si esas soluciones se pueden extender al resto de nuestras granjas y ver si son eficientes desde el punto de vista del bienestar animal y la sostenibilidad”.
A lo largo de estos cerca de seis años de puesta en marcha de esta granja experimental se han testado 14 lotes de cerdos, y se han realizado más de 44 estudios.
Así es la Granja 5.0 de Grupo Vall Companys
Localizada en Alcarràs (LLeida), en la Granja 5.0 de Grupo Vall Companys es en la que se encuentra toda la tecnología. “Hemos puesto todo lo que se nos ha ido ocurriendo desde el inicio, y también se han ido adaptando nuevas propuestas y desechando otras”, indica Terés.
Este “banco de pruebas tecnológico para la ganadería del futuro” cuenta con un sistema de mezclado y distribución de alimentación con el que se pueden combinar hasta seis tipos de pienso en diferentes proporciones y en tiempo real, y asignar las mezclas en los corrales de manera individualizada.
Los comederos disponen de básculas especiales, conectadas a la nube, que identifican al cerdo mediante la radiofrecuencia de su crotal y lo pesan de forma automática cuando come, de este modo, se consigue monitorizar tanto la eficiencia de los piensos como su efecto sobre la curva de crecimiento de cada animal.
En la Granja 5.0 de Grupo Vall Companys la calidad del aire es monitorizada mediante sondas de amoniaco y CO2 y se mantiene en valores óptimos con sistemas de ventilación semaforizada. Además, se preserva la temperatura de forma constante con suelos calefactados durante el invierno y coolings climatizadores con humedad controlada telemáticamente para el verano.
Una granja experimental
En la granja también se testean diferentes aplicaciones para mejorar el manejo e incrementar el bienestar físico de los animales, como los dispensadores de paja fresca o los sistemas de visión artificial que monitorizan constantemente el peso de los animales y que estudian de forma continua su comportamiento en función de diversas variables.
Los diferentes sistemas de la granja proporcionan una gran cantidad de datos que, una vez cruzados, ayudan a la compañía a mejorar de manera significativa la vigilancia y la salud de los animales. Así, tanto los comederos como los bebederos registran las horas y los tiempos de consumo individuales por cada cerdo, y cruzan los datos con los registros ambientales, con el fin de generar patrones de Inteligencia Artificial que permiten prever y avanzarse a estados sanitarios mediante alertas tempranas, a la vez que se idealizan los tratamientos necesarios en cada caso.
La Granja permite también realizar estudios comparativos, aplicando en cada corral diferentes soluciones orales directamente en el agua, con tres circuitos independientes por subnave. También se controlan las enfermedades respiratorias con sistemas acústicos.
Una granja con altos sistemas de bioseguridad y respetuosa con el medio ambiente
En cuanto a la bioseguridad, la instalación cuenta con innovadores equipos de desinfección automática. La instalación también dispone de un sistema de captura de imagen para el control de visitas y la gestión de residuos orgánicos se realiza mediante hidrólisis, para minimizar el riesgo biológico que conlleva su recogida.
En la Granja 5.0 también se pueden comparar diferentes estrategias nutricionales para minimizar su efecto sobre el medio ambiente, a través del análisis del volumen y composición del purín, que se elimina en cuatro zonas diferenciadas por cada subnave.
Además, se potencia la economía circular de la instalación con un sistema que separa el purín en líquido y sólido y que permite reaprovecharlo como abono en la finca donde está ubicada la granja.
Por otro lado, se monitorizan constantemente la emisión de amoníaco con sondas en ventanas y chimeneas y se obtiene la energía eléctrica de forma sostenible, con una planta fotovoltaica propia de 10 Kw.