Opinión. Las promesas incumplidas, los productos orgánicos y el particular comportamiento de las hormigas cortadoras
Los productos orgánicos derivan de un cambio de paradigma mundial, actualmente de moda. Su productividad es menor respecto a un sistema de producción tradicional porque aún ciertos factores no pueden ser controlados utilizando métodos biológicos debido a su escaso desarrollo, o bien, a una imposibilidad biológica. Este último es el caso de las hormigas cortadoras de hojas, insectos sociales plagas que afectan severamente los sistemas de producción intensivos y extensivos. Hasta el momento, únicamente pueden ser controlados mediante compuestos químicos de baja toxicidad porque son capaces de sobrevivir a las estrategias de control biológico disponibles, por lo tanto, sigue siendo aún una promesa incumplida…
La expansión de productos orgánicos para el consumo humano ha sido un “boom”. La sociedad moderna demanda otros alimentos y exige un sistema de producción amigable con el medio ambiente. A raíz de eso, se transitó una corriente ”desproporcionada de reconversión inmediata hacia manejo orgánico sin medir o conocer”, en algunos casos las posibles consecuencias sobre el manejo agropecuario. La transformación de lo tradicional a lo estrictamente “orgánico” no es sencillo, implica conocer cuáles son las amenazas, también conocidas en agricultura como “las plagas que pueden poner en jaque a la productividad del sistema”.
Las hormigas cortadoras son plagas que cortan vegetal y amenazan a la producción. Son “cultivadores de hongos”, porque utilizan el material cortado para alimentar un hongo que está bajo la superficie del suelo, siendo una de las relaciones simbióticas más exitosa de la vida en la Tierra. Presentan un sistema de división de tareas marcada junto con un sistema de comunicación desarrollado y sofisticado. Ambas particularidades reducen el éxito de cualquier tipo de control, siendo resistentes a un “ataque”.
La simbiosis entre el hongo y la hormiga presenta, entonces, un sistema de defensa autoinmune a nivel social. Sobre su cuerpo tienen numerosas sustancias antibacterianas y antifúngicas que, también, segregan sobre las hojas cortadas para evitar la contaminación del hongo. Por lo tanto, el interior de un nido, es casi un “quirófano”. Esta breve introducción supone una dificultad manifiesta para su control. Desde mediados del Siglo XX hasta la actualidad se estudia cómo y cuáles son las estrategias más eficaces. Los compuestos químicos han sido difundidos, pero al mismo tiempo reemplazados por su nivel de toxicidad hacia los seres humanos y el ambiente.
Los polvos secos han sido históricamente popularizados, pero debe desterrarse su uso por su marcada ineficiencia debido a su acción de contacto, como también, a su exposición sobre el medio ambiente, ocasionando un impacto sobre otros organismos que no queremos controlar. En cambio, el cebo granulado, es la estrategia más eficiente, que, a priori, es más seguro en ambos aspectos. Su efectividad radica en su traslado por las obreras hacia el interior del nido, y allí su dispersión. Sin embargo, no resulta tan fácil. Primero tienen que encontrarlo y transportarlo, luego, iniciar un bajo efecto letal para que su toxicidad sea transferida al resto de las hormigas, y, por último, que actúe sobre la actividad motriz para detener el corte. En resumen, el cebo simboliza un “caballo de troya”, es decir, un engaño eficaz que genera una desacople entre la hormiga y el hongo que cultivan.
Recientemente, se popularizaron estrategias de control biológico implementado en manejos orgánicos. Sin embargo, no logran engañar su sistema de defensa, y, por tanto, los resultados son ineficientes. Pueden considerarse como un mecanismo de repelencia o distracción momentánea para que las hormigas no interfieran en la producción, pero lejos de un control poblacional. Si la repelencia es solo una molestia, seguramente la especie tendrá condiciones aptas para su reproducción, y año a año su expansión será ascendente, multiplicando el problema en el futuro, dificultando su control.
Esto se agrava cuando el ambiente tiene poca vegetación (sectores áridos) porque presenta escasa oferta de vegetal. Por estas razones, aún es una promesa incumplida y poco fundamentada su funcionamiento. En tal sentido, los esfuerzos a futuro para encontrar una nueva estrategia de control sin la utilización de principios químicos, debe estar basada indiscutiblemente en las cuestiones biológicas, comportamentales y evolutivas de las hormigas cortadoras. En forma paralela, el descubrimiento de nuevas moléculas químicas de baja peligrosidad y toxicidad para el ser humano y el ambiente debe ser el horizonte al mediano y largo plazo.
El autor es investigador Científico del Conicet y la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos.