12 de abril de 2025 09:00 AM
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¿Se puede aplicar agroquímicos en medio de una ciudad de 3 millones de habitantes?

Para poder hacer sus ensayos, la Facultad de Agronomía de la UBA tuvo que definir un exigente protocolo

Si algún lector pensaba que por vivir en la Ciudad de Buenos Aires estaría lejos de las tan denostadas aplicaciones de agroquímicos, mal llamadas “fumigaciones”, déjennos decirles que no es así.

Sucede que en el campo experimental que tiene la Facultad de Agronomía de la UBA, en el barrio homónimo del interior de la ciudad, los agroquímicos son empleados regularmente, para proteger y tratar los diversos cultivos que allí se producen con fines académicos y de investigación.

En casa de herreros, cuchillo de palo. ¿En casa de agrónomos que sucede? ¿Hay algún requisito especial para hacer dentro de la gran urbe este trabajo que usualmente se realiza a campo abierto?

Recientemente, por medio de una resolución del Consejo Directivo de esa alta casa de estudios, las pautas para aplicar dentro del predio de la universidad fueron actualizadas mediante dos anexos con decenas de instrucciones. El manual es tan estricto que bien podría servir de base para aquellos profesionales que trabajan con agroquímicos cerca de pueblos, escuelas o incluso dentro de otras ciudades.

En el Anexo I, la conducción de Agronomía estableció como responsables de la tarea a: operarios aplicadores (serán quienes preparen los caldos a aplicar, realicen la aplicación y laven los elementos utilizados conforme las normas correspondientes); responsables de campo (deberán supervisar el cumplimiento de las pautas); Jefatura de Higiene, Seguridad y Salud Ocupacional (se encargarán de coordinar registros de ingresos y salidas de efluentes y envases de productos fitosanitarios); miembros de la cátedra de Protección Vegetal, y la Secretaría de Hábitat, Infraestructura y Ambiente.

A continuación, entre algunas normas principales, se destacan: la prohibición de utilizar insumos Banda Roja (los más tóxicos) y formulados de alta volatilidad; la obligatoriedad de informar las aplicaciones realizadas, y la de coordinar el retiro de los envases y efluentes correspondientes de forma inmediata; la prohibición de fumar, comer, beber y/o utilizar celular durante la preparación del caldo, aplicación y lavado de los equipos; la obligatoriedad de realizar el triple lavado de envases, entre otros puntos.

En cuanto al registro de las aplicaciones, en el Anexo 2 de la medida se indica la obligatoriedad de “cada responsable de parcela informar a la Administración del Campo Experimental (dependiente de la Secretaría de Hábitat, Infraestructura y Ambiente), de todas las aplicaciones realizadas en las parcelas. En el informe deberán incluir: Fecha y hora de aplicación, Nombre del aplicador, Producto y dosis aplicada (en producto activo por metro cuadrado)”.

Fuente: Bichos de Campo

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